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ORÍGENES

Descripción general , septiembre, 2016

La visión que tengo del mundo —profesionalmente hablando— la he construido gracias a la evolución que he logrado en mis años de aprendizaje, enriquecidos por la perspectiva técnica, la perspectiva administrativa y la perspectiva de tecnología informática, cuyo desarrollo se concretó a la par en el desarrollo de las empresas donde he trabajado; con la simbiosis de estas tres áreas considero que he podido integrar aspectos que normalmente funcionan de forma desarticulada. Quiero hacer un recuento de mi proceso, para mostrar el nuevo enfoque de lo que deseo proyectar hacia el futuro...

Desde el punto de vista académico inicio en el Colegio Calazans de Bogotá donde realmente se origina mi tendencia hacia la tecnología y el área técnica, primero bajo la tutela de un padre Escolapio, el Padre Tomás Saiz, en las asignaturas de geometría y trigonometría y, luego, con la guía de un gran educador en las áreas de matemáticas y física, Armando Villamizar, maestros que me enseñaron el camino en los temas que me interesaron, me brindaron la oportunidad de investigar y de crecer en mi proceso y a quienes agradezco inmensamente.

Mi formación profesional inicia con la carrera de Ingeniería Mecánica; mientras estudiaba empecé a trabajar en una empresa del sector metalmecánico que fabrica equipos industriales —tanques de almacenamiento, de proceso, intercambiadores de calor y reactores en acero inoxidable y aceros especiales— donde comencé como auxiliar de ingeniería en el área de diseño y desarrollo. Un tiempo después la compañía emprendió un proyecto para implementar el diseño asistido por computador, en el cual tuve la fortuna de participar debido tanto al interés que había demostrado en el área de sistemas como a mi aptitud para el manejo de computadores que, para le época, era un área poco difundida.

En esta primera fase empecé a trabajar con hojas de cálculo inicialmente con “VisiCalc” y luego pasando a una revolución llamada “LOTUS”, claro está sobre una plataforma IBM-PC con sistema operativo “D.O.S.” —no sobra decir que para todo se utilizaban “disquetes” flexibles, última tecnología del momento—. Cuando la empresa compró el primer computador con disco duro comencé a aprender a utilizar un software de diseño denominado “AutoCad” en versión 1.2, y tuve acceso a “LOTUS 1-2-3”; como era inquieto, logré acceder a un libro de referencia —ya no tenía que adivinar— y pude hacer mi primera macro —guardar una serie de instrucciones en secuencia—. Esta fue la primera vez que tuve contacto con el concepto de programación.

Simultáneamente me desarrollaba en el departamento de ingeniería en dos aspectos fundamentales: primero, el diseño de tanques, intercambiadores de calor y, en general, de recipientes de almacenamiento y proceso, lo que me llevó a aprender a utilizar algunos códigos de normas técnicas para diseño de recipientes a presión como el código Sueco y el código ASME. Segundo, la estimación de costos y estructura de construcción de los equipos mencionados. Mi habilidad en sistemas resultaba óptima para aplicarla a lo que estaba aprendiendo, además que las dos ramas resultaban complementarias.

Algunos años después, y casi sin darme cuenta, era el director del área de sistemas —ya se hablaba de sistemas como un área, aunque en la empresa esta área había nacido y se desarrollaba de acuerdo a las necesidades de los diferentes usuarios—, sin abandonar la labor de diseño que había sido el eje de mi trabajo. En este lapso de tiempo había evolucionado desde el D.O.S. al Windows 3.1 y al Windows 3.11 para trabajo en grupo, que era la primera versión que permitía interactuar entre estaciones de trabajo —no cuentan los genios de la informática mundial o nacional, estoy hablando de los que nos iniciamos en la era de la computación de manera empírica y experimentando lo que llegaba a nuestras manos—. Por supuesto pase por Win 95, que duró bastante tiempo y realmente fue una “bomba”, al menos para mí. Tuve que interactuar con versiones como “Windows me” —compleja, por decir lo menos—, hasta llegar a “Win XP” y, por supuesto, a las versiones 7, 8,1 y 10. En este período las demás plataformas también evolucionaron en lo que se refiere a hojas de cálculo, después de “LOTUS” pasamos por un breve espacio de tiempo a “Quatrro Pro” de la casa “Corel” y cayendo inevitablemente a MS Excel, cuya versión inicial no recuerdo, pero ya como una Suite de Oficina me acuerdo de la versión 97 que incluía bastantes cosas, algunas que no sabía ni para qué servían, y luego la versión 2003 con grandes novedades para los que incursionábamos en las macros con la plataforma de “Visual Basic” e implicando grandes cambios para la versión 2007 y posteriores.

En cuanto a los procesadores de texto —debo confesar que no son mi fuerte, pero son necesarios para soportar al área comercial y otras áreas de la compañía— inicie con el Word Perfect bajo D.O.S., tal vez en versión 2.1, con su fabuloso y mágico “Mail Merge” que combinaba archivos —creo que este es el origen del correo masivo, aunque lo digo realmente sin mayor fundamento—. Con la evolución del Windows pase a Word —de igual modo no recuerdo la versión y en esa época tampoco sabía que lo desarrollaba Microsoft—. Por un período regresé al Word Perfect versión 5.1 que presentaba una interface realmente buena, permitía dar formatos por partes, generaba listas de imágenes y de tablas tales como la tabla de contenido y el índice de manera bastante novedosa para el momento —confieso que mi tesis de grado la hice con este programa y sorprendía a mis compañeros con el manejo de procesos automáticos— aunque en algún punto y sin saber cuándo regrese al MS Word, creo que en la versión 97 proceso que continuó de la mano de MS Excel.

La conectividad fue un proceso importante en el desarrollo empresarial —y por supuesto en el desarrollo personal—. Inició con el fax que era una máquina “rara” que mágicamente permitía mandar comunicaciones de manera instantánea a cualquier parte del mundo; como valor agregado para una empresa de ingeniería como en la que yo trabajaba, se podía enviar un plano en formato pequeño o por pedazos —armarlos era un proceso bastante engorroso pero el avance era asombroso—.

En esta parte de la historia quisiera narrar una anécdota ya que para algunos puede resultar increíble que alguien no sepa qué es un fax, pero en su momento era una tecnología tan novedosa que no estaba al alcance de todos y, para ser sincero, en la actualidad muchos de los jóvenes que puedan estar leyendo estas líneas posiblemente tampoco sepan qué es, pero no por nueva sino por obsoleta. Luego de trasmitir un fax, una persona de la empresa —bastante cercana y estimada por mí— llamó por teléfono a la empresa destinataria para confirmar su recepción, transcribo a continuación el diálogo:

- ¿Me podría por favor confirmar si recibieron el fax?

- ¿Qué si recibimos qué?

- El fax, les acabo de mandar una cotización por fax.

- ¿Un fax? ¿Qué es un fax?

-Pues, un teléfono al que le salen “papelitos”.

- Hummmm…

Regresando a la conectividad, un PC era poderoso —estaba a la vanguardia— si tenía tarjeta de fax-módem integrada que utilizaba la línea telefónica —recuerdo perfectamente el característico sonido al establecer la conexión— para mandar elementos desde el computador directamente al destinatario, generalmente un “fax”, y para los más avanzados se utilizaba algo llamado la “hyperterminal” para enviar paquetes de datos —normalmente texto—. Cuando adquirí un PC marca Compaq, por supuesto con “fax-modem” llegó con un programa nuevo para mí que permitía conectarse a Compaq y se podía hablar —más bien escribir— con otros gomosos felices propietarios de equipos similares e intercambiar ideas y opiniones —para mí fue el primer intento de red social—. Resultaba increíble, como traído de la NASA —recordemos que estoy hablando de historia—. Después de este hito el resto se dio a pasos agigantados, conexión a algo llamado “Internet” por la misma tarjeta de fax-módem utilizando el teléfono —cuelgue que necesito llamar…— cobrado por impulsos y pagando un proveedor de Internet que cobraba por minuto de conexión y que luego, como gran valor agregado, daba una cuenta de correo, eso sí bastante limitada, para recibir “E-mails”. Pasamos por conexiones de 56 Kbps, a 128 Kbps, etc. y hoy llegamos a ancho de banda con tarjeta de red estándar en cualquier computador de bajo costo y, bueno, ya sabemos dónde estamos, no creo que valga la pena profundizar.

Otro ángulo importante de la conectividad apunta a la posibilidad de integrar el trabajo de los usuarios. En este aspecto puedo decir que en principio se disponía de un PC que, como dije, utilizaba discos flexibles inclusive para cargar el sistema operativo (SO), que posteriormente se reemplazó por uno con disco duro bajo SO D.O.S. Luego llegó un segundo PC —ya dos usuarios podían trabajar simultáneamente—, un tercero, un cuarto y después —ya con múltiples equipos en funcionamiento, todos bajo D.O.S.— se utilizaban los disquetes de 3½” para copiar un archivo de una máquina a otra, así otra revolución llegó con la implementación de una red “Novell” versión 2.4 red tipo “BUS” o en línea, de modo que cuando fallaba una estación se caía toda la red; ya que era realmente frecuente, aprendí un poco de cableado estructurado con la implementación de Windows —y su concepto de trabajo en grupo—. Se implementó una red simple que evitaba utilizar discos para compartir información —para ese momento una red cliente-servidor resultaba bastante costosa y no era una opción— y unos años después se presentó una alternativa que hasta entonces nos era desconocida: entraron en el panorama los sistemas Linux de modo que se implementó un servidor bajo licencia GNU con Ubuntu, subrayo que solo en el lado del servidor, por su parte los usuarios utilizaban Windows de modo que se implementó un servidor Samba y los usuarios ni se percataron del cambio. Este esquema —de manera híbrida— sigue funcionando en la actualidad.

El diseño asistido por computador es un punto importante que, como dije antes, inicié con Autocad versión 1.2. Se manejaba con teclado —el mouse era un privilegio que solo tenían los MAC en ese entonces— y luego con una tabla digitalizadora que era un periférico muy peculiar y especializado para el momento. La llegada del Windows y la interface gráfica representó un gran avance en la productividad con el uso del mouse, las versiones fueron fluyendo con el tiempo, pasando por las versiones 1.6 con las que ya empecé a realizar pequeñas rutinas en un lenguaje de programación llamado “AutoLisp” que automatizaba tareas recurrentes como el dibujo de cilindros y fondos de tanques. Siguieron las versiones 9 y 14 rápidamente hasta que, en una visión progresista de las directivas de la empresa, llegó el “Inventor” que ya es un paquete de modelado 3D con muchas funcionalidades muy especializadas que no vienen a lugar. Lo importante resulta ser el progreso que se dio durante estos años en los que ya me desempeñaba como jefe de ingeniería y, además, desde el área técnica soportaba a las demás áreas de la compañía.

Bueno para no extenderme demasiado —aún más...— trataré de hacer un recuento de algunas tecnologías que vale la pena anotar para tener presentes, iniciando por las bases de datos desde el Dbase pasando por Acces y Base —basada en licenciamiento GNU—, hasta llegar a MySql y otras basadas en SQL. Algunos lenguajes de programación como el Basic-a, gwBasic, Visual-Basic —lenguaje que utilizan las macros de MS-Office—, entre otros. Las macros de Excel fueron un elemento importante en el desarrollo, pues con ellas se diseñaron varias soluciones importantes como el programa de costos que internamente se denominó “Pre-Cálculos” que actualmente es fundamental en el departamento de ingeniería y, como es de suponer, la versión actual ya ni siquiera se parece a la que inicialmente se programó.

Un hito importante en los sistemas de información es el programa de migración a software libre, del cual hablaré en detalle en otro momento, que representó para mí un reto interesante pues hasta ese momento solo trabajaba aplicaciones y personalización de paquetes del lado del usuario bajo Windows y aunque ya funcionaba desde hace tiempo un servidor Linux, era del otro lado del “muro” y no me había tomado el tiempo de profundizar en ello. Con el cambio de plataforma de Windows a Ubuntu 12.04 en mi estación de trabajo se me abrió un mundo nuevo y para poder llevar lo que se había desarrollado en sistemas privativos (principalmente Excel) a esta nueva plataforma encontré alternativas que realmente me sorprendieron en cuanto a su funcionalidad, versatilidad y estabilidad, de modo que opté por utilizar el paquete de LibreOffice, así inicié mi aprendizaje en lenguajes de programación como el OooBasic y Python. En esa misma época había tomado la decisión de iniciar una nueva carrera, Administración de Empresas, puesto que me estaba desempeñando con mayor fuerza en el área administrativa que en el área técnica de modo que quería tener la preparación adecuada ya que mi formación tenía un énfasis técnico.

En ese trasegar tecnológico me sorprendí al descubrir que en los sistemas abiertos la recomendación es utilizar lo que te sirva de una tecnología o de un programa para interactuar con otros sistemas —pues al fin y al cabo esa es la filosofía de los sistemas abiertos— entonces pude ampliar mis horizontes de manera significativa y aprendí nuevas cosas empezando por MySQL y después HTML, CSS, PHP, Javascript, Ajax, y muchas otras, con las que llegue entender qué significa realmente la integración de sistemas. Hasta este momento lo que un usuario hacía en un programa era estático, es decir, lo que alguien hacía en Excel quedaba en Excel, a lo sumo se podía copiar y pegar o exportar —normalmente parte— y luego se podía importar desde otro programa para procesarlo nuevamente de forma manual. Pero ¿integrar?, no conocíamos el concepto. Utilizamos gran parte de nuestro tiempo en manipular la información, en recoger la información que ya está procesada y darle el formato adecuado para presentarla a nuestro interlocutor de manera en que pueda entenderla o que sirva de base para que se inicie un nuevo proceso, pero con los sistemas abiertos esto no es necesario.

Mi gran cambio consistió en concebir la gestión de información de un sistema y quitarle al usuario la carga de tener que trasladar la información de una plataforma a otra; esto se puede hacer por medio de los sistemas abiertos, así la información provenga de fuentes diferentes. Para ello es necesario entender la organización, la cultura empresarial, entre otros aspectos —la formación administrativa que pude adquirir me aportó mucho para llegar a estas conclusiones— y diseñar un sistema integrado que cumpla con las necesidades de cada usuario sin recurrir a re-procesar la información, en definitiva sin tener que repetir el trabajo ya realizado, entendiendo los procesos administrativos, planificando de manera sistemática, evaluando y haciendo monitoreo regular, puede generarse lo que yo he llamado un buen “sistema de gestión de información” que consiste en que el talento humano dedique sus recursos a lo verdaderamente importante dentro de la organización.

El interés que he tenido al escribir estas líneas es recordar de dónde vengo, dónde inicié, por dónde he pasado, dónde estoy y desde allí proyectar a dónde quiero llegar. Tres líneas han aportado en mi estructura actual, mi formación como ingeniero mecánico, administrador de empresas y de forma empírica o autodidacta los conocimientos adquiridos en sistemas y programación, pero en realidad lo que más ha contribuido en mi formación son las personas con las que he compartido y que me han dado la visión que hoy tengo, mi familia, mis compañeros de trabajo y los profesores o tutores que han contribuido en mi desarrollo y mi formación en valores.

Comentarios   1

Angela becerra22-12-2016
Felicitaciones por tu nueva página.


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Sobre Mí

Mi nombre es Juan Pablo Iriarte, nací en Bogotá Colombia en el año de 1968, me gradué de bachiller en el Colegio Calazans de Bogotá, estudié Ingeniería Mecánica en la Universidad de América casi al mismo tiempo que inicie labores en Inoxidables de Colombia Ltda...


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